La ternura de Carlos y el dinamismo de Belén: combinación perfecta




¿¿¿ Creíais que me había olvidado de vosotros??? Durante los últimos meses, motivos laborales y personales, me han mantenido alejada del blog; pero aquí nos tenéis, con muchas ganas de trabajar y un montón de proyectos para compartir con vosotros.

Belén y Carlos forman el tandem perfecto: Carlos aporta ternura y Belén, un dinamismo muy especial. Para celebrar su boda necesitaban un lugar que reuniese ambas características y, en mi opinión, no pudo ser más acertado. Celebraron la ceremonia y el banquete en la playa fluvial de Rivadiso (Arzúa).

La idea inicial de esta dulce pareja era una decoración del espacio natural muy ligera, pues consideraban que el propio entorno era bonito y no necesitaba demasiada ornamentación. En ese momento, asumí mi papel de decoradora y florista y les expliqué que si decoramos un espacio tan grande de forma muy banal, quedaría demasiado escaso. Los grandes espacios requieren decoraciones importantes, y ese es uno de los calificativos que define el escenario que recreamos para ellos. Fue fácil trabajar con ellos: se dejaron asesorar y aceptaron mis ideas desde el minuto uno... Resulta agradable sentir que tus novios confían plenamente en ti, porque trabajas con mucho ánimo y sin tensión... ¿Queréis ver el resultado? pues... atentas!

Un entorno rural pide elementos rústicos. Nosotros elegimos balas de paja para la ceremonia, cubiertas con tul y con un aplique floral en el lateral. Al lado de los novios había un árbol que pedía a gritos ornamentos: lo vestimos con tul, bolas de flor suspendidas y una guirnalda, también de flor. Acabó siendo un marco perfecto para las fotos de los novios.











Mariña llevó una cesta con los anillos, que hacía consonancia con el ramo de la novia, del que os hablaremos más adelante.



En la entrada de la zona de casamiento, los invitados eran bienvenidos con una estructura de balas de paja que sostenía pizarras con poemas. Esos mismos poemas fueron leídos durante la ceremonia por invitados muy especiales para los novios. Fue un momento singular y muy emocionante para todos.






Pero... las sorpresas no terminan aquí... Nos queda por enseñaros la zona del convite! El acceso a la carpa era un camino de magia. Una arboleda en la que cada árbol representaba una parada en el camino, con un ambiente diferente. 

En la primera parada un tocador, vestido con flor. 




En la segunda, una zona de descanso, donde el protagonista es el sofá chester. La bici y las balas de paja grandes ponen el púntico rústico, tan dominante en esta decoración.






La siguiente parada: las jaulas. Representan algo tan importante en una pareja como el compromiso y la libertad.




Los libros, no hacen sino, contar historias. En este árbol quisimos representar la historia de sus vidas, que comenzó por separado para unirse en una sola ese día.




Ahora una zona divertida: el photocall



La entrada de la carpa, donde se celebró el convite, estaba arropada por dos ambientes. Uno, muy recurrido en todas las bodas, es el cigar bar. 



El otro, muy personal, era una mesa de quesos, algo que le encanta a los novios y que quisieron involucrar tanto en el convite como en la decoración. Como no querían algo convencional, recurrieron a La Tienda de Marta para decorarla. 






¿No echáis nada en falta?  Nos queda por enseñaros algo muy importante: el ramo de la novia!
Belén quería un ramo en tonos rojos, y sobre todo con un cierre también en rojo. ¿Por qué no?






El coche y el prendido del novio y el padrino iban también en la línea del ramo de la novia. En tonos rojos y con un aire campestre.



Ahora que habéis visto el resultado, puedo confesaros que el montaje de esta boda fue todo un reto. El día amaneció lloviendo a mares y parecía que la lluvia no iba a dar tregua. Cuando llegamos a Rivadiso el entorno era desolador... El campo encharcado y la lluvia que no paraba. Mis niñas y yo nos resguardamos bajo una carpa y nos sentamos en el sofá. Ellas, pesimistas, me decían que había que cambiar los planes, que la boda no se podría celebrar al aire libre; pero yo no quería aceptar ese cambio, me negaba! Así que en un impulso, aún lloviendo, cogimos los chuvasqueros y nos pusimos a montar. Yo, estaba convencida de que la lluvia dejaría a Belén y a Carlos darse el "si, quiero" en ese entorno bucólico que ellos había elegido. Y así fue. 

Cada pareja que pasa por mi taller deja un adjetivo diferente que los define. Vosotros, Belén y Carlos, permaneceréis siempre en mi memoria como la fuera y la ternura. Me cautivó la ternura de Carlos, que hacía que en muchas ocasiones mermase la fuerza de Belén, con la que yo tanto me identifico. No cambiéis nunca. Me gustáis así.

Espero que hayáis disfruta el blog. Prometemos no demorarnos tanto con la siguiente publicación; así que estad atentas, porque pronto os enseñaremos la segunda parte de la boda de Belén y Carlos pero... esta vez los protagonistas no van a ser los novios!! 

















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