Érase una vez...

Érase una vez una princesa llamada Carmela, que soñaba y soñaba con el día de su Primera Comunión. Laura, su amiga inseparable, tenía que hacer algo para remediar la desesperación de Carmela; así que decidió convertirse en su hada rosa y emplear toda su magia para que Carmela tuviese la fiesta que soñaba. Deberían viajar al mundo de los sueños, de las emociones y del asombro.

Y dijo Laura cogiendo su varita mágica... "Clin clin... Ya está todo listo! Princesa Carmela, ¡disfrute de su fiesta!"

En una bonita tarde de primavera habían llegado a un hermoso jardín, allí les esperaban sus trajes de gala, ese era el primer paso para dar comienzo a una tarde inolvidable.

¡Qué momento! Un precioso tocador donde no faltaba de nada y un mágico espejo capaz de hacer cumplir todos sus sueños.

Carmela le dice a Laura "pequeña princesa, le concedo este honor".

"Ahora sí, ya está todo listo, que comience la magia"

La magia del hada rosa hizo que apareciese Marta para vestir a la princesa.

Carmela se sentía como en el cuento de Cenicienta, tenía un hada, una doncella, un marabilloso vestido, y qué zapatos...!
- ¿Me los puedo probar? - pregunta Laura, que quería sentirse princesa por un momento.

Carmela estaba asombrada, no faltaba detalle: su velo, su guantes, su ramito, su corona de flores... Su sueño empezaba a hacerse realidad.

¡Qué felices estaban! La fiesta no podía haber comenzado mejor. Cuando Carmela se vio vestida se sentía una auténtica princesa de cuento, y evocando alguno de su colección, lanzó la pregunta "espejito, espejito, ¿Quién es la princesa más bonita de este cuento?". En efecto, era ella.

El hada rosa le dijo, "Carmela, ¡sígueme!" y sin pensárselo, Carmela echó a correr por todo el jardín tras ella. Todavía le quedaban más sorpresas por descubrir!

Y de repente, una lluvia de pétalos invadió el jardín, formando un caminito que las conduciría hacia los caballitos reales, que las esperaban para trasladarlas a la gran merienda.

- Tachán...!! Carmela, te gusta? Marta y yo lo hemos preparado para ti.
- Guau....es justo lo que había soñado!

Las dos pequeñas no acertaban a ver, esa mesa estaba repleta de un montón de cosas que las tenían fascinadas. Había flores, cup cakes, tartas de gominolas, detalles con los que agasajar a sus amigos....e incluso Caperucita Roja las estaba esperando!

Ya lo habían visto todo; ahora...a jugar!

Y la fiesta llegaba a su fin...

"¿Estuve allí? Mi cometa, mi corona..." - Piensa Carmela.

"Pues claro que no, era un sueño. Era mi sueño".

Alguien dijo una vez, que cuando deseas algo intensamente se hace realidad. Sé que el sueño de Carmela se hará realidad el próximo septiembre, y La Tienda de Marta estará allí para ayudarle a organizar la comunión más bonita que os podais imaginar.

Quiero dar las gracias a Carmela y a Laura, sin ellas no podría haberos mostrado este sueño, que también es el de mi tienda. A la vez, a Alba, la persona que creyó en mí y en mi proyecto y que me ayuda a sacarlo adelante.